La llegada de un niño a la familia puede ser motivo de gran alegría y satisfacción/gratificación para ésta. No obstante, hay ocasiones en que desde la primera infancia aparecen dificultades que son necesarias de ser evaluadas y abordadas junto a un profesional. Estas dificultades podríamos dividirlas en: aquellas que son más propias del niño (como retrasos en su desarrollo, problemas para relacionarse con otros, para expresar sus emociones, resolver conflictos, problemas de aprendizaje, dificultades para adaptarse a  los cambios, entre otras); las que están relacionadas con la crianza y educación de los niños (como dificultad para establecer límites, manejo de pataletas, peleas entre hermanos y realización de tareas); y las que son parte de las experiencias familiares, como la separación de los padres, muerte de alguien significativo para el niño, enfermedades o accidentes.

Los síntomas o señales de alerta pueden ser de distinta índole. A veces se presentan como cambios en su estado de ánimo y conducta habitual, somatizaciones, retrocesos en su desarrollo, baja en el rendimiento escolar, aprende más lento que sus compañeros y problemas en la relación con otros.

En nuestro blog puedes ver los artículos que hemos escrito sobre este tema (haz click acá para verlos).